Páginas

sábado, 31 de marzo de 2012

Por pedir, pido...


Veinticuatro horas a tu lado en las que nos dé tiempo a todo menos a perder el tiempo. Por pedir, pido que me baste ese día para convencerte de querer estar conmigo por el resto de tus días. Por pedir, pido y preciso que exista un preciso momento, en el que se te escape un beso cuando menos te lo esperes, y cuando más lo lleve esperando yo. Por pedir, te pido en una tarde lluviosa, dentro de una casa sin gente, sobre un sofá sin cojines para que sólo puedas abrazarte a mí, en frente de mi película favorita… Bueno, si quieres, en frente de tu película favorita… Me pido entonces tus dedos acariciando mi brazo, y mis cosquillas jugando al escondite con ellos. Por pedir, pido dar un paseo al mismo paso, frenarnos en seco de repente, y mojarnos los labios sin que nos vea la gente. Pido, mientras caminamos por cualquier calle, llevarte y traerte al contarte cualquier estupidez, agarrando con mi mano tu brazo, y tu risa fuese la mejor de mis melodías, y después, en un intento por no dejarme ir, me hagas perder todo menos la sonrisa.
Porque por pedir, te pido a ti.

viernes, 30 de marzo de 2012

I'm addicted to you

Es una droga, una verdadera droga, va en  pequeñas dosis, muy pequeñas, pero cada una más intensa que la otra. Te acelera el pulso, la respiración y te sientes como en otro mundo. Es algo que puedes doblar, deformar, pero no romper,  no tiene sentido ni le hace falta. Es una adicción, te atrapa pero te libera, lo sientes pero no te toca, sale y entra a la vez, es algo extraño, algo que te hace perder la cordura y la locura. Y sabe ponerte a prueba, joder si sabe... Y me gusta, porque se equivoca pero lleva razón, porque es increíble, imposible. Él es tu enfermedad y tu antídoto, es irremediable e incurable. Es un reto. Produce locura, y eso, me encanta.

miércoles, 21 de marzo de 2012

Buenos días amor

Dormía, soñaba, creía en la magia. Me preguntaba si, al despertar, seguirías allí a mi lado, acunándome entre tus brazos, tarareando aquella melodiosa nana, contemplándome con tu calma y apaciguadora mirada.
Desperté de manera extraña, como si hubiera caído nuevamente en el sueño. Pero ahí estabas tú, rodeándome por la cintura, respirando paulatinamente, descansando, luciendo aquella amable sonrisa de agradecimiento. 
Dormir era todo cuanto habíamos hecho, sin embargo, no creía que pudiera existir sensación más agradable que la de despertar a tu lado. 
Una noche encantada, llena de magia, llegaba a su fin. Amanecía mansamente. La estancia se iluminó. Abriste los ojos con intensa lentitud y agregaste aquel pequeño "te quiero".
¿Entiendes ahora por qué eres mi felicidad?    

¡Decidida a triunfar!

Ponte guapa. Saca los tacones de tu prima mayor de ese armario que tan prohibido tienes. Mídelos y asegúrate de que superan los 12 centímetros. Póntelos y pierde el equilibrio hasta que te canses de caminar como un puto pato mareado y comprendas que tú también puedes deslumbrar. Ponte el vestido más corto, apretado y sugerente que tengas, y el escote que no falte. Vístete del color que menos les guste a tus padres. Píntate tanto que tengan que decirte que eres muy pequeña para ello. Los labios de rojo pasión. Sumérgete en ese ritmo repetidizo que se hace contigo y causa un pitido en tu oreja cuando regresas a casa. Haz que tus pasos suenen a pesar del volumen de la música. Pídete algún cubata de más y ponte lentillas del color de tu Malibú favorito. Acércate a ese chico rodeado de chicas y déjales claro que para zorras ellas, zorra tú. Sácalo a bailar, dale un número falso y deja en manos del destino que vuelva a saber algo de ti. Llega tarde a casa y cuando te pregunten di que no volverá a pasar. Suena el despertador y vuelta a empezar. 

¡Me apeteces tú!

Me apetece verte, besarte, morderte. Decirte que te quiero. Me apetece fugarme contigo a un sitio nuevo y desconocido. Me apetece explorar tu cuerpo, aprenderme cada rinconcito de ti. Conocerte y hablarte de lo que me haces sentir. Saborear tus labios y perderme en tus ojos. Creer en ti y en nosotros, en que podemos hacer algo grande. Me apetece que mis ganas de ti no se acaben nunca. Tocar tu cuerpo y saber que es sólo mío. Me apetece conocer cada recoveco de tu habitación, y desnudarme solamente para ti. Me apetecen tantas cosas que no sé por donde empezar, ¿empiezo por el principio? Pues ven a mi casa y quítate la ropa, la puerta está abierta. Yo pongo las ganas y tú la pasión, ¿hay trato?

lunes, 19 de marzo de 2012

Y después, ¿qué?

Hoy es un día deprimente. Simplemente porque me estoy enamorando y aunque tenga miedo al amor, no es eso lo que me preocupa. Me preocupa lo mucho que podrían cambiar las cosas de aquí a unos meses, el daño que nos podemos hacer si yo tengo que marcharme. Por una vez que no quiero huir, que soy feliz, comprendo que irme es lo que tengo que hacer. El caso es que tú serías la única razón que me haría retroceder y quedarme aquí, contigo. Pero, ¿cambiar un juego de niños por un futuro real? Está claro que me arrepentiría, sería el mayor error de mi vida. Pero ¿qué hago? No quiero que esto se acabe, no ahora que acaba de empezar. Te echaría tanto de menos, todos tus besos, tus ganas de hacerme feliz junto a ti, no podría vivir sin ti, de verdad que ya no. Siempre he dicho que nada es imposible, pero no puedo alejarme de ti. Empezó siendo un juego y ahora no sé lo que esto significa. No estamos juntos, pero me dices que me quieres, que eres mío y que yo soy tuya. No quieres un para siempre, pero tampoco quieres que esto termine. No sé si es que no estoy preparada para el amor, o para ti. Pero si te pierdo por querer vivir, sé que mi vida se perderá contigo.

lunes, 12 de marzo de 2012

Corta inocencia

Un día te levantas y te preguntas como has llegado hasta esta situación de tu vida, a tener los amigos que tienes y ser la persona que eres. Ni sabes ni quieres saber por qué eres feliz, únicamente quieres disfrutar del momento, seguir durmiendo otro rato. Hasta que llega el día en el que toca crecer y tomar decisiones. A algunos les llega antes y a otros después, por mala suerte mi turno es ahora y probablemente decida mal, como siempre que he tenido que tomar alguna decisión importante. Si lo hago tendré miedo y me arrepentiré, si no lo hago habré desperdiciado la mejor oportunidad de mi vida. Quince años y una vida por delante, quince años y un último verano para disfrutar, quince años y un último verano para poder quererte. ¿Merece la pena?